miércoles, 19 de diciembre de 2007

Violencia Laboral



¿Qué es?

En el mundo del trabajo la violencia se manifiesta como abuso de poder para doblegar la voluntad del otro mediante el empleo de la fuerza física, psicológica, económica y política. En este sentido, las mujeres aparecen como las más afectadas y vulnerables a esta agresión.
La violencia laboral es toda acción ejercida en el ámbito del trabajo que manifieste abuso de poder por parte del empleador, del personal jerárquico, de quien tenga la función de mando, de un tercero vinculado directa o indirectamente con él o de quien tenga influencias de cualquier tipo sobre la superioridad.

Esta acción es ejercida sobre el/la trabajador/a, atentando contra su dignidad, integridad física, sexual, psicológica o social; mediante amenazas, intimidación, maltrato, persecución, menosprecio, insultos, bromas sarcásticas reiteradas, discriminación negativa, desvalorización de la tarea realizada, imposición, inequidad salarial, traslados compulsivos, acoso y el acoso sexual.

El maltrato psíquico y social se manifiesta como la hostilidad continua y repetida en forma de insultos, hostigamiento psicológico, desprecio y crítica. Por ejemplo:

-constante bloqueo de iniciativas de interacción generando aislamiento en el trabajador/a.
-cambios de oficina o lugar de trabajo para separarlo de su grupo cercano.
-prohibir hablar con compañeros/as.
-obligar a realizar tareas denigrantes.
-juzgar de manera ofensiva su desempeño.
-asignar tareas sin sentido con el fin de humillar.
-encargar trabajos imposibles de cumplir u obstaculizar la tarea para que no pueda ser llevada a cabo.
-promover el complot sobre el/la subordinado/a.
-amenazar con despidos sin fundamento real

Por maltrato físico se entiende toda conducta que directa o indirectamente esté dirigida a ocasionar un daño o sufrimiento físico sobre el/la trabajador/a, desde el encierro hasta golpes.

El acoso refiere a las acciones persistentes y reiteradas realizadas con el fin de incomodar con palabras o gestos, bromas o insultos al trabajador/a en razón de su sexo, nacionalidad, edad, color, origen étnico, religión, orientación sexual, capacidades diferentes, aspecto físico, preferencias o situación familiar, entre otros.

Otra forma de violencia laboral es la inequidad salarial; es decir, hombres y mujeres con idéntica responsabilidad, en igualdad de condiciones y que, sin embargo, no reciben la misma remuneración, y/o en el caso que el/la trabajador/a tenga bajo su responsabilidad la ejecución de tareas que no se derivan de su jerarquía escalafonaria, ni de su función de revista.

Especialmente son las mujeres las más afectadas por la violencia laboral, debido a que en su mayoría ocupan puestos no jerárquicos o de menor calificación y aún en puestos jerárquicos no tienen poder de decisión. Y en tanto abuso de poder, todo acto de violencia es ejercido por el que lo detenta contra el que no lo tiene.
Existe una discriminación negativa basada en el sexo, consolidada en pautas culturales de sumisión y que en el devenir histórico ha producido la "naturalización" de la violencia de género. Estas pautas también se reproducen en el ámbito laboral.
Si bien en las actuales condiciones de precariedad e inestabilidad del empleo, tanto hombres como mujeres se ven sometidos a injustas situaciones de violencia laboral.

La violencia laboral produce consecuencias físicas y psíquicas en sus víctimas, alterando tanto su rendimiento como su integridad social. Este estado de vulnerabilidad e inseguridad se refleja en cuadros de ansiedad, irritabilidad, tensión, depresión, desgano, pocas ganas de comer, incapacidad para concentrarse, dolor de cabeza, fatiga crónica; además de enfermedades de origen psicosomático como alergias, trastornos gastrointestinales y trastornos nerviosos.
Es indudable que este estado de salud repercute en la productividad del/la trabajador/a: reducción de la calidad de su trabajo, ausentismo, depresión, abandono físico y estético, desvalorización, accidentes en el manejo de materiales o instrumental, entre otros.
Esta desmotivación laboral es llevada por la víctima también a su hogar y a su vida social, replegándose cada vez más en el ámbito privado y automarginándose de la participación activa y por lo tanto, afectando a toda la comunidad.

Acoso moral en el trabajo

"El acoso moral en el trabajo se define como toda conducta abusiva (gesto, palabra, comportamiento, actitud) que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad o la integridad psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo", define la psiquiatra y psicoanalista francesa Marie-France Hirigoyen (véase Bibliografía). Se trata de una violencia en pequeñas dosis pero cuyo efecto acumulativo de microtraumatismos frecuentes y repetidos constituye la agresión.


Es un fenómeno que despierta enorme preocupación social en Europa y se espera que pronto se reglamente su sanción. Pero es necesario diferenciar el acoso de lo que no lo es, como por ejemplo, el estrés, el conflicto, el maltrato de la dirección, la agresión esporádica, la violencia externa, la violencia física y la violencia sexual, las malas condiciones de trabajo y las coacciones profesionales. Si bien se trata de límites difusos y cuestiones emparentadas, el acoso moral se identifica como una conducta abusiva, humillante, continua, oculta, consciente, asimétrica y degradante del ambiente laboral. Con respecto al acoso sexual, Hirigoyen realiza una distinción teórica entre ambas problemáticas aunque reconoce que es frecuente el paso de uno a otro.


En el acoso moral el blanco es el individuo que "molesta" y por eso, se lo perjudica. No se plantea un conflicto abierto, confesable, sino que se da en una relación de dominante-dominado, ya sea por diferencias jerárquicas o por dominación psicológica entre pares, porque en todos los casos existe la desestimación del otro como interlocutor válido, destruyendo su identidad.
En el origen de esta conducta no hay una explicación sino "sentimientos inconfesables": el rechazo al que es distinto en su aspecto y en sus elecciones de vida, piensa diferente o no se suma a las reglas implícitas de la empresa, la envidia y la rivalidad, el miedo y la desconfianza.


El acoso moral no es nuevo y hay numerosos estudios que identifican el mismo fenómeno con matices diferentes (mobbing, bullying, harassment, whistleblowers e ijime, en Japón). El acento que pone Hirigoyen en el acoso moral es que se refiere a agresiones sutiles y difíciles de probar, ya que otros tipos de violencia y discriminación ya han sido tenidos en cuenta por la legislación francesa. Son conductas hostiles de menor a mayor evidencia, que van desde los atentados contra las condiciones de trabajo hasta el aislamiento, los atentados contra la dignidad y la violencia verbal, física o sexual.

La mayoría de las víctimas rondan los 48 años y en un 70 por ciento son mujeres. Lo más común es que el acoso a las mujeres tenga connotaciones machistas o sexistas. Muchas veces, aquellas que rechazan los avances de un superior o de un colega, luego se ven marginadas, humilladas o maltratadas, por eso es que acoso sexual y moral se mezclan fácilmente en el caso femenino. También por el simple hecho de ser mujeres, muchas son acosadas o marginadas para impedir que alcancen puestos de mayor responsabilidad.
En cuanto a las consecuencias, Hirigoyen constató que en el 67 por ciento de los casos, la persona es excluida, al menos temporalmente, del mundo del trabajo, ya sea por renuncia o por enfermedad (depresiones, ansiedad y trastornos psicosomáticos).

Encuesta sobre violencia laboral de la OIT

En 1996, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizó una encuesta entre trabajadores/as de 36 países en la que se registraron las observaciones de estos/as trabajadores/as sobre lo que les ocurría en su ámbito laboral.
Según el informe, Francia, Argentina, Rumania, Canadá e Inglaterra señalaron las tasas más elevadas de agresiones y de acoso sexual. En los Estados Unidos, alrededor de 1000 personas mueren anualmente en sus trabajos, siendo el homicidio la principal causa de defunciones en el lugar de empleo para las mujeres y la segunda, para los hombres.
Centrado en el análisis de las tendencias globales, el informa señala:

-los brotes de violencia "que se producen en los lugares de trabajo de todo el mundo permiten concluir que ese problema rebasa, en efecto, las fronteras de los países, los ámbitos de trabajo o cualesquiera categorías profesionales".

-en algunos lugares de trabajo y ocupaciones, como taxistas, personal del servicio sanitario, personal docente o el trabajo solitario, sobre todo en el turno noche de los comercios, existe un grado de riesgo a la violencia mucho mayor que el correspondiente a otros ámbitos u ocupaciones.

-dicho riesgo es considerablemente mayor para las mujeres, dado que se concentran en las ocupaciones más expuestas como la enseñanza, el trabajo social, la enfermería, la banca y el comercio minorista.

-tanto trabajadores como empleadores reconocieron la importancia de las agresiones psicológicas y el hostigamiento como forma grave de la violencia laboral.

Entre los datos obtenidos en la Argentina para esta encuesta de 1996, el 6,1 por ciento de los varones y el 11,8 por ciento de las mujeres indicaron haber sufrido agresiones en el año anterior, mientras que el 16,6 por ciento de las mujeres dieron cuenta de incidentes de carácter sexual

TOMADO DE: http://www.ispm.org.ar/violencia/images/hechos/v-laboral.html

martes, 18 de diciembre de 2007

Hombres y Mujeres: ¿como salimos del patriarcado?


Fórum Barcelona 2004

Marcela Lagarde, antropóloga y diputada mexicana, expone que las mujeres todavía insisten en participar con equidad en el discurso de la modernidad desde la traición de los revolucionarios franceses, los primeros en denominarse democráticos. Lagarde recuerda a la revolucionaria francesa Olympe de Gouges, que fue decapitada a raíz de la escritura de la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. Lagarde cita también a Cèlia Amorós, afirmando que «la fraternidad es un pacto entre hombres, es la exclusión de las mujeres como ciudadanas» y propone luchar desde la modernidad para cambiar el radicalismo: «Las mujeres queremos un pacto para la democracia, el desarrollo y el progreso». Lagarde destaca la necesidad de las mujeres de dialogar entre ellas, tomar una conciencia de género y biografía única, y conocer la lucha de las otras.

Retomando el discurso de Luce Irigaray, Lagarde afirma que «hay que romper el muro patriarcal de la misoginia, la desconfianza entre mujeres» y propone la nueva práctica de la sororidad entre mujeres, que define así: «No es un falso “estimémonos todas”, sino un “reconozcámonos como legítimas interlocutoras semejantes que asumimos nuestra diversidad como una riqueza”».

Respecto a la violencia de género, Lagarde postula que los hombres no están obligados a reproducirla, sino que si lo hacen es porque lo escogen, y recuerda que incluso los que apoyan la causa feminista están plenos de poderes patriarcales. Marcela Lagarde concluye destacando tres salidas posibles del patriarcado, creando una estética, ética y política feministas.

Ramón Márquez, «Ramoncín», músico español, inicia su discurso citando a Voltaire: «Un hombre siempre tiene razón cuando reconoce equivocarse con una mujer» y afirma que «la inseguridad ante el otro es lo que hace violentos y machistas los hombres. Por cada paso que da ella, él siente que tiene que retroceder uno».

Ramoncín opina que «se nace persona, ni hombre ni mujer» y destaca que actualmente hay un nuevo arquetipo masculino que cuida de los hijos y colabora en el mantenimiento del hogar.

Ramoncín cree que el hombre todavía no concibe a la mujer como un fin en la mejora de su relación con el mundo y reformula: «Un hombre siempre tiene razón cuando admite que su obcecación ante los cambios impide su propio crecimiento», y concluye que «cuando seamos iguales habremos salido finalmente de la caverna».

Las intervenciones del público aportaron los siguientes matices a la ponencia:
- Una miembro del Colectivo de Mujeres Feministas Andaluzas destacó que la gran mayoría de mujeres pobres (gitanas, prostitutas, inmigrantes, indocumentadas, etc.) no tiene acceso a la cultura y no puede participar de estas reflexiones estéticas, éticas y políticas.
- Una miembro de la Unión Nacional de Mujeres Sahrauís destacó la importancia de la política internacional, instigando al Gobierno español a proponer la intervención de la ONU para obligar a Marruecos a respetar los derechos de las mujeres.
- Margarita Carranco, ecuatoriana, resalta que la descodificación del patriarcado empieza en la vida cotidiana para después acceder al espacio público.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Nuestros Poderes Femeninos


Como mujeres, es importante reflexionar sobre el sistema en el cual vivimos, las relaciones de poder que se establecen y la forma en como se ejerce el poder. Pero además, sobre cómo ejercemos nosotras mujeres el poder, donde lo hacemos, qué nos caracteriza y como establecemos relaciones entre las mismas mujeres.

Si podemos tener claridad sobre esto, entonces podremos pensar de una manera diferente el ejercicio del poder; de una forma más conciliadora, respetuosa y empática, que busque beneficiar a otras personas, y que a la vez nos trasnforme a nosotras mismas.

Con este afán, es que les dejamos la siguiente lectura para relfexionar sobre nuestras relaciones y el poder.


REFLEXIONO Y SIENTO LAS RELACIONES DE PODER

"El poder es una capacidad o un recurso que tenemos las personas, organizaciones, instituciones, países, continentes. Para tener poder debemos tener algo, una habilidad o destreza, recursos económicos o de otro tipo (por ejemplo riquezas naturales como el petróleo), también se tiene poder cuando se cuenta con mucha experiencia o conocimiento en algo, cuando tenemos capacidad de decisión, autoridad, fiermeza, entre otros. Tener poder es algo complejo, porque no se tiene siempre ni se carece totalmente de él. Para tener poder requerimos no solamente objetos materiales sino también, capacidades personales como las mencionadas.

Se ha considerado que el poder es algo que hace daño, malo, sucio, que genera corrupción, sin embargo, el poder no es dañino en sí mismo. La idea que se tiene sobre el poder se refiere a la forma como se ha usado. como decíamos en párrafos anteriores, el poder se ha utilizado como dominio, lo que ha implicado maltratar y humillar a las personas, al resto de seres vivios y al planeta; pero el poder se puede transformar para utilizarlo en beneficio de la gente y no sobre ella.

LOS ESPACIOS DEL PODER:

El poder se tiene y se ejerce en todos los espacios donde estamos y participamos, lo ejercemos las personas (hombres y mujeres) de formas distintas. Los hombres han ejercido poder en el mundo público (por ejemplo, tomando desiciones a lo interno de la organización); las mujeres también han ejercido poder pero fundamentalmente en el mundo privado (por ejemplo, a través de su maternidad). Más adelante, retomamos y desarrollamos el ejemplo sobre el poder de la maternidad, por ahora queremos concentrarnos en el poder y las relaciones de poder.

RELACIONES DE PODER:

Las relaciones de poder se ejercen entre una persona que tiene más poder que otra. Entre una madre y una hija, entre un profesor y una alumna; entre un hombre y una mujer, entre un patrono y una trabajadora; entre una patrona y una trabajadora doméstica. en todos los casos, existe una persona que tiene más poder que la otra, aunque la fuente de ese poder sea distinta.

Entre los hombres y las mujeres existe una relación de poder. Como mencionamos anteriormente, el aprendizaje de género que recibimos hombres y mujeres en la sociedad les enseñó a los hombres a ser dominantes y a las mujeres a ser dominadas. Ellas deben ser tiernas, lloronas, tímidas, necesitadas de protección; los hombres deben ser valientes, agresivos, protectores y controladores de las vidas de las muejres. Además de eso, a las mujeres se nos hizo especialistas en el trabajo doméstico y el cuido de los hijos/as y a los hombres, proveedores y dueños del espacio público. Así mismo, las tareas otrogadas a las mujeres fueron desvalorizadas y las de los hombres, reconocidas social y económicamente; adicionalmente, los recursos productivos y distintos tipos de bienes han estado en sus manos. Sobre esta base los hombres han adquirido mayor poder que las mujeres.

Esta situación fue configurando una relación de poder que se traslada al ejercicio del liderazgo, por consiuiente los hombres ejercen un liderazgo dominante y las mujeres un liderazgo subordinado. Entre mujeres líderes también se ejerce este tipo de relaciones y también se definen, relaciones entre liderezas dominantes y subordinadas.

LAS MUJERES Y EL PODER:

A las mujeres se les ha limitado el acceso y control de los recursos (por ejemplo, productivos y financieros), históricamente los hombres han sido los propietarios de las tierras, un bien que genera mucho poder. igualmente a partir de que a las mujeres se les construye como seres dependientes de las otras personas y con un estatus de inferioridad, se les ha limitado en el ejercicio del poder. Como sabemos, a las mujeres se les ha quitado poder sobre ellas mismas, el poder lo han ejercido otras personas sobre ellas (generalmente los hombres).

Uno de los poderes que se les ha permitido a las mujeres ha sido la maternidad. Las madres tienen y ejercen mucho poder; en realidad es difícil desobedecerle a una madre sin sentir culpa. En las celebraciones del día de la madre se refuerza ese poder cuando se le muestra a ella con un amor desbordante, sacrificada, entregando su vida a cambio de la felicidad de sus hijos/as y casi con poderes sobrenaturales. El poder enseñado a las mujeres está relacionado con las emociones y sentimientos. El poder asignado a los hombres ha sido el poder de decisión en el mundo público, el poder racional. Los hombres también tienen poder en el ámbito privado pero en las desiciones que implican recursos o bienes, decisiones sobre la vida de aquellas personas que consideran de su propiedad (mujeres, niños, niñas, jóvenes, etc.)

En los últimos veinte años se han producido cambios y las mujeres se han apropiado de recursos materiales y tomado conciencia de otros poderes con los que cuentan (experiencias, habilidades, destrezas, conocimientos, entre otros).

Para las mujeres, algunas veces este poder les ha resultado un poco extraño, en no pocas oportunidades les da verguenza tenerlo; en otras oportunidades niegan tener poder, ya sea poniéndole otro nombre o minimizando su importancia. También se niega que se tiene pero en la práctica se ejerce. Ello sucede porque es doblemente mal visto, en ocasiones se dice que las "buenas damas" no se deben contaminar con algo tan "sucio" como el poder. Lo cierto es que auqnue se niegue, siempre se ejerce y negarlo no nos ayuda a transformarlo a favor de las personas.

*El poder es sí no es malo, hay que reprensarlo y transformalo hacia uno más sano y constructivo." (Tomado de: INAMU, 2006: 43,44 y 45)


Para más información visitar: http://www.inamu.go.cr/

miércoles, 5 de diciembre de 2007

San Isidro celebró el Día Mundial por la NO Violencia Contra las Mujeres

Por primera vez en la historia del cantón isidreño, las mujeres y los hombres de todas las edad y diversidades se unieron para decir juntos y juntas un NO rotundo a la violencia contra las mujeres!

Desde las 8.00 am comenzaron a levantarse los toldos, a acomodarse las sillas y las mesas y a probar el sonido. A las once de la mañana en punto dió inicio formalmente la expo feria titulada: Mi vida! Mi cuerpo! Mi Derecho!... porque vivir sin violencia es un derecho de TODAS las mujeres!

La actividad contó con la participación de diferentes artistas de la provincia, y propició un espacio para el empoderamiento de las mujeres artistas y artesanas de la zona, quienes expusieron y vendieron sus creaciones durante la actividad.

La comunidad isidreña contó con un espacio para la recreación y la reflexión sobre la violencia basada en el género, la cual cobra la vida de dos mujeres por mes, según estimaciones del INAMU.